El plátano es la actividad agraria que más aporta al PIB de la Comunidad Autónoma de Canarias, con una superficie cultivada que ronda las 9.100 hectáreas.
Asprocan decide la destrucción de plátanos que no salen al exterior (2,3 millones de kilos en las dos últimas semanas), previa autorización del Gobierno de Canarias, porque así lo aconseja la situación del mercado en Península (donde las islas venden casi todo), muchas veces con sobreoferta y precios muy bajos que no cubren siquiera los costes de comercialización.
Resulta habitual que los plátanos de la pica (los retirados del mercado por elevada oferta) se tiren en casi cualquier lugar y, por lo tanto, con la gestión anómala de ese residuo vegetal. El plátano a veces sobra y se desecha sin decoro en La Palma, isla que es Reserva de la Biosfera en toda su extensión.
Resulta más barato tirar la fruta de desecho, aunque de muy buena calidad en casi cualquier sitio antes que pagar en torno a los 47 euros por tonelada que cuesta llevarla al complejo ambiental de La Palma, a un gestor autorizado o quizá destinarla a la alimentación del ganado local, que de toda forma es poco.
Los productores reciben 141 millones al año de ayudas a través de los programas Posei de las regiones ultraperiféricas de la UE, del que se benefician, con distinta intensidad, en torno a 9.000 cosecheros (400 agricultores controlan el 50%). Canarias comercializa unos 375 millones de kilos de plátanos al año.
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